De los correos solicitados que nos han estado pidiendo, hoy se la mandamos.
Se llama El Zoológico al estilo de sus compas de grupo Ancla Norteña.
¡Gracias!
La ingeniería del topo, el salto del canguro, camino el galopo que es lo más seguro, el subconsciente no me dejaba dormir.
Y mi compadre no me iba a dejar morir
El poderío del león, la astucia del loro, planeo de halcón, la fuerza del toro, sin tanto margen menos se puede escoger.
no había más tiempo del que se podía perder.
Me sonaba ilógico, penar en un zoológico.
Si el alma siempre va buscando libertad, debe intentarlo si ve y oportunidad.
Porque el cementerio vivía en cautiverio.
La almohada y yo llegamos a esa conclusión y he decidido hacer lo que hace el camaleón.
¡Ah!
La incredulidad de un perro que veía espantante a dos compañeros que salían avantes.
El cantiberio de a poco quedaba atrás y como el mapache otra vez sobre el antifaz.
Chulboló y sus compañeros, oficialmente prisioneros.
En las noticias no daban otra razón, y en turbias aguas de nuevo nada más salmó.
El mono esperaba reintegrarse a su manada.
Mas la monada ya no lo reconoció y en su terreno la tierra se lo comió
Nos quedamos en el zoológico Banco de Norteña.
A la orden.
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