Vámonos pal rancho muchachos, se llama El Borrego Sinalvánse
Al millón, mi viejo.
¡Sale el batazo, Tio Guero!
¡Adiós!
A la luz de las estrellas empuñaba su guitarra.
Llamaban las botellas, el alcohol lo apasionaba, José Manuel el Borrego, Jiménez se apellidaba.
Marcelina se llamaba
Cuando se iba de su casa, ella siempre lo buscaba, pero ella tenía un escondite donde nadie lo encontraba.
Cuando estaba en las cantinas y no sentía ningún dolor, cuatro copas de vino.
Dejaba el más grande amor.
¡Sí, la Nuestra!
¡A los niños y viejos!
El borrego no era todo.
que siempre se cuidaba.
Pero un día que vino Reina a invitarlo a la parranda, cuando llegó Marcelina, José la tenía abrazada.
Yo ando con su cariño.
Ya no puedo decir nada
Cuando Reina y sus amigos gritaron
Aquí no hay nada, ella se cubrió de llanto.
Pero se guardó Navarra.
Cuando estaba en las cantinas y no sentía ningún dolor, cuatro copas de vino.
Dejaba el más grande amor.