Un sin fin de muñecas
Que ya nunca volverán
A sentir las tibiezas
Que habitaron el umbral
Se cubren de tristezas
Por la ternura
Que no está
Y nueve fantasias
Por sus mejillas rodarán
Porque sus dueñas corren
Hacia un nuevo horizonte
Donde florece el perfume de la adolescencia
Y tiembla
Puro y gracioso un suspiro llamado inocencia
Rozando el lado
Del temor
Sólo resta que esperen
Las muñecas del desván
Que una nueva tibieza
Las estreche una vez más
Y les susúrren cuentos
Lejos de tanta oscuridad
Y que palabras nuevas
Abriguen tanta soledad
Se inclina la balanza
Cargada de esperanza
Porque unos pasos se hacercan detras
De la puerta trayendo
Nuevas historias de duendes cubiertos de estrellas
Que las rescaten
Del dolor