Estoy sentado en calzoncillos en la silla de mi cuarto, recién duchado replanteándome mi existencia.
En una hora doy un concierto y entiendo al lírico.
Cuando dice que actuar sin dormir la siesta le revienta, los nervios afloran.
La semana llena de exámenes no me ha dejado tiempo para prepararme nada.
No he estado nunca en el sitio, no voy a tener micro ni DJ, es una librería y solo tendré mi voz encallada.
Entonces llega la pregunta, ¿por qué complicarse con esto?
Podría estar en el sofá, decir que le den al resto, centrarme en los estudios y ya está.
Ni mencionar el teatro, el debate, los niños del fútbol o los conciertos.
Con los nervios en la boca del estómago llegamos.
Es un sitio pequeño y se llena pronto hasta los topes Al borde del ataque catatónico rapero Por fin hago lo que he venido a hacer y lo hago lo mejor que puedo Quise borrar
En la hoja donde días antes quise escribir, en la línea que tus piernas pudieron dibujar.
En el bar donde las musas no pudieron entrar Ni los sueños salir Y sobre el rastro de tus huellas dibujé mis mapas, las rutas
y los caminos que nunca seguí a la luz de un verso y un beso de Carmín.
El invierno se quedó en Madrid y en sus terrazas.
No soy nadie para juzgar mi trabajo.
Los que pueden hacerlo son el público y su sentencia es el trofeo.
Antes de empezar, sé que dormir en mi cama lo haga bien o mal, ya está, lo importante es disfrutar en el paseo.
Siempre acaban aplausos, de respeto hacia algo que entienden o no.
Pero sinceros, ese es el mejor premio.
sentir que sabes transmitir lo que quieres más allá de las descargas o el dinero.
El escritor que más admiro en este mundo es mi padre y mi primer trabajo lo publiqué con un libro suyo.
He dado veintipico conciertos en año y medio y sé que no son muchos, pero fueron más de lo que esperaba, en serio.
Y en el rap
Todo el mundo lleva la razón.
Todos son los mejores de una cultura que ha pasado a ser moda.
Y yo, no sé.
Creo que ya he hablado bastante de mí.
No me entra en la cabeza que alguien me vea interesante.
Es así.
Y es verdad que echo cosas de menos.
Y es verdad que me arrepiento de ciertos pasos que di, pero tengo la suerte de tener cerca a los que quiero.
de tener al lado todo lo que podría pedir.
Hacer una música que nos salga del corazón es como hacer una casa que no va a ser habitada.
La buena música sale del alma, por eso la buena música regenera al alma cuando es escuchada.
Quise borrar en la hoja donde días antes quise escribir, en la línea que tus piernas pudieron dibujar.
en el bar donde las musas no pudieron entrar ni los sueños salir y sobre el rastro de tus uvellas dibujé mis mapas, las rutas
Y los caminos que nunca seguí A la luz de un verso y de un verso de Carmín
El invierno se quedó en Madrid en sus terrazas.
Hace menos de un mes cumplí los años y sigo sin saber qué cojones significa hacerse adulto.
Unos los quieren por el coche, otros por el alcohol, yo solo por los conciertos, por acudir a mi lugar de culto.
Y mírame, un crío dando lecciones, no sé qué hacéis escuchándome, qué hacéis sintiéndome, no sé quién me he creído ser.
Todos fardan del tiempo que llevan, yo fardo de que llevo apenas dos años y aún me queda por crecer.
Pero si es verdad que aún tengo historias que contar, cielos que sobrevolar, las vidas que no viví.
si es verdad que me faltan caminos por andar y recuerdo los que dejé atrás y vuelven a mí vivo entre vidas
en estanterías, entre libros que al abrirlos cuentan cómo llegué hasta aquí, vivo en un cuento real.
Vivo en mi cuento real con un final por principio y tanto por escribir.
Ha habido gente a la que le he fallado.
Y supongo que son fallos de estos que se pueden evitar, no lo sé.
A veces todo sale mal, a veces todo bien.
He compartido mi vida con gente maravillosa, doy fe.
Y muchos se han quedado atrás y no los supe cuidar.
Y no van a escuchar esto, pero quiero que sepan...
Que nunca me olvido de ellos.
Sigo siendo el mismo.
Con la misma ropa desde hace años.
Sin mis ganas de aprender.
Quise borrar.
En la hoja donde dirías antes quise escribir En la línea que tus piernas pudieron dibujar
en el bar donde las musas no pudieron entrar y los sueños salir y sobre el rastro de tus huellas dibujé mis mapas, las rutas
Y los caminos que nunca seguí A la luz de un verso y de un verso de Carmín
El invierno se quedó en Madrid y en sus terrazas.
El invierno se quedó sin refugio, sin sitio a donde ir.
Y se amparó en tu corazón vacío, donde los necios naufragan.
Y yo que pensé...
Que no hay mayor tempestad que echar de menos.
Y aún con todo, sigo viéndome como un niño.
Quizás porque me da miedo llegar a verme mayor.
Solo puedo rendirme ante los que estáis ahí.
A pesar de que sabéis que lo único que os puedo dar es mi voz.