Aunque la muerte nos separa.

Aquí la vida no da nada, no sé por qué, todo debe tener final, aunque la muerte no sé.

Vas conmigo a donde vayas

Es lo que sé, nos volveremos a encontrar Siempre fuiste diferente a los demás Eras tenaz, morirías en el intento Pero pobre nunca más El hijo pródigo de la colonia obrera Pero famoso en cualquier barrio a donde fueras Y así eras, no le temías a nada Podía contar contigo con tan solo una llamada Dabas la cara por los tuyos Aún en tus momentos más oscuros Cuatro veces escapaste de las rejas y sus muros Preferías arriesgar la vida

Por tus pequeñas arropadas dentro de una cama tibia Nunca faltó techo ni comida a tu familia Tampoco faltaron los que te vieron con envidia Puños de acero

Nadie te ganaba por si acaso en la cintura una vereta cargada Callado, astuto, siempre discreto Las calles eran tuyas, te ganaste su respeto Aunque la muerte no se para

No sé por qué todo debe tener fin aunque la muerte no sepa.

Nos volveremos a encontrar.

Estabas tan feliz porque tu vida había cambiado.

La suerte de tu lado y el futuro asegurado.

Nunca más una prisión, nunca más en un juzgado.

Jubilado y retirado del pecado.

Pero fuiste víctima de la traición, dormías con el demonio en la misma habitación Ambición de miserables y avaricia

Una bala por la espalda y apagaron tu sonrisa.

Una bala por la espalda y te nos fuiste.

Sin probar la vida que siempre quisiste Y aunque no te despediste hermano

Seguro que nos cuidas desde un cielo muy cercano Y aunque estás en un mejor lugar te fuiste muy temprano

Y si lloro es porque faltas y te extraño En tu tumba nunca faltará mi ramo

Aquí la vida no da nada No sé por qué Todo debe tener fin Aunque la muerte no se paga

Nos volveremos a encontrar.