Todo empezó en un cuarto de rancho.
Soy el sexto de los siete hermanos.
Cuando mi madre me trajo al mundo.
Y me dijo, tú ya estás a salvo.
No crecí entre lujos ni riquezas, pero mi familia como me apoyaron.
La humildad se lleva en la sangre y no en la cartera.
Que les quede claro.
Qué bonitos recuerdos aquellos
Cuando estábamos allá en La Poma
Trabajando de día y de noche
Nada más pa' sacar pa' la tortilla, no me enfrento de nada vivido.
Porque hasta ahorita todo me ha servido
Ya llegamos y ya nos quedamos, vamos pa' delante hermanos y primos.
Poco a poco se llega muy lejos
Y nosotros venimos de cero y empezamos vendiendo asaderas.
Tan solo pa' pagar nuestra escuela, no fue ella la que nos ayudó.
a dejar atrás aquella pobreza.
Y esta vida tan solo es un rato y hay que vivirla.
Lo más que se pueda.
Los golpes que te pegan la vida.
Sol muy fuerte si no los olvidas.
Mi hermano, tú aquí sigues presente.
Eres alguien aunque estés ausente.
No te olvido porque aquí tú eres aquel que supongo odiar a la familia.
Ni tampoco a Micho y Pascón por haberme enseñado a luchar por la vida.
No lo niego, me gustan los juegos Es algo que yo disfruto mucho
Me gusta ver correr los caballos.
Y cuando se degollan los gallos, no me importa si pierdo o si gano, que al final de todo nada nos llevamos.
Me despido, también me retiro, después de contarles la vida de rancho.