una palomita blanca de piquito colorado ayer yo la vi llorando en las cumbres de un guayabo currucú currucú le cantaba al palomito currucú currucú que volviera a su nidito blanca palomita vuela vuela por esa pradera aqui te estare esperando aunque de dolor me muera currucú currucú le cantaba al palomito currucú currucú que volviera a su nidito en las cumbres del guayabo muy cerca del palomar ahi estaba la paloma llorando sin descansar currucú currucú le cantaba al palomito currucú currucú que volviera a su nidito
una palomita blanca de piquito colorado ayer yo la vi llorando en las cumbres de un guayabo currucú currucú le cantaba al palomito currucú currucú que volviera a su nidito blanca palomita vuela vuela por esa pradera aqui te estare esperando aunque de dolor me muera currucú currucú le cantaba al palomito currucú currucú que volviera a su nidito en las cumbres del guayabo muy cerca del palomar ahi estaba la paloma llorando sin descansar currucú currucú le cantaba al palomito currucú currucú que volviera a su nidito
una palomita blanca de piquito colorado ayer yo la vi llorando en las cumbres de un guayabo currucú currucú le cantaba al palomito currucú currucú que volviera a su nidito blanca palomita vuela vuela por esa pradera aqui te estare esperando aunque de dolor me muera currucú currucú le cantaba al palomito currucú currucú que volviera a su nidito en las cumbres del guayabo muy cerca del palomar ahi estaba la paloma llorando sin descansar currucú currucú le cantaba al palomito currucú currucú que volviera a su nidito
una palomita blanca de piquito colorado ayer yo la vi llorando en las cumbres de un guayabo currucú currucú le cantaba al palomito currucú currucú que volviera a su nidito blanca palomita vuela vuela por esa pradera aqui te estare esperando aunque de dolor me muera currucú currucú le cantaba al palomito currucú currucú que volviera a su nidito en las cumbres del guayabo muy cerca del palomar ahi estaba la paloma llorando sin descansar currucú currucú le cantaba al palomito currucú currucú que volviera a su nidito