¡Adiós madre mía, échame la bendición, perdón por esta agonía, que caucea tu corazón,
con doblas rodillas por mí, rezale a Dios por mí, que tenga misericordia, por la vida que cogí.
En el barrio donde vivo me vinieron a buscar, vamos a hablar con el juez, que me dé la libertad.
En el pacto de la cárcel hay un chanco y me ha llovido, son las lágrimas de un preso que ha entrado y no ha salido.
A cuatro de la madrugada en Chile rompen la puerta, a la vieja con un orden de arresto,
antes que un mascarón con riflis y chalecos puestos, señora entrega a su hijo, prefiere verlo muerto.
Mi madre confundida, está llena de llanto, de misericordia, medio del quebranto.
Yo nunca había visto a mami llorar, pero una si no paraba de rezar.
Al verla así, mis manos levanté, no lo pensé y de una me entregué.
Yo le gritaba a madre, perdóname, yo no se lo merecí a usted.
En el barrio donde vivo me vinieron a buscar, vamos a hablar con el juez, que me dé la libertad.
En el pacto de la cárcel hay un chanco y me ha llovido, son las lágrimas de un preso que ha entrado y no ha salido.
Yo tenía un mal presentimiento, de que algo mal iba a salir, y antes de salir de casa,
a mi viejita le pedí, dobla rodillas por mí, reza al lado por mí, que tenga misericordia, por la vida que escogí.
Salgo entregado, que estoy pa' la vuelta, si damos este palo me toca el cincuenta.
La cara tapa, me engancho en la cuarenta, por si algo sale mal le vacío el de treinta.
Estaba viviendo de mi mareo, una movida rara, ya meto el contacto porque no nos da la cara.
Atravié en una patrulla, y si viene y nos para, mi libertad no tiene precio disparar.
Va, va, va, y suenan, pule, llegan, los azules.
Tanta bala, tanta sangre, no había visto, si salimos vivos de aquella desgracia.
Con fin lo conseguimos, a base de palos, de donde venimos nadie nos daba la mano.
Con la cara tapada, nos encapuchamos, confío en el de arriba que nunca me ha traicionado.
En mi coro no hay chivato, con los padres no hacemos trato.
En la calle tengo un contrato, siempre real y nunca sapo, nunca sapo.
En mi coro no hay chivato, con los padres no hacemos trato.
Con los padres no hacemos trato, siempre real y nunca sapo, nunca sapo.
En el barrio donde vivo me vinieron a buscar, vamos a hablar con el juez que me dé la libertad.
En el patio de la cárcel hay un charco y no ha llovido,
son las lágrimas de un preso que ha entrado y no ha salido.
