Cuando el sol enorme se hunde en las montañas rectas del cemento,
En un horizonte que devuelve lento las sombras y los ecos de un pasado.
anuncian por lo bajo al día cansado.
Consumiéndose en estas llamas ciegas,
Es que se muere el astro aún caliente.
Y sus oros cuajan, sus naranjas cesan.
Y se siente la llegada de algo.
De alguien.
Rumor de noche en sus rayos pesa.
Así empieza y termina.
Así se coronan los funerales del sol.
Ahora huyen del cielo los aviones como recuerdos juveniles que se apagan en cenizas.
Y entonces, la sombra entra.
los árboles se tuercen en humo los coches incansables las luces de los faroles como nuevos soles pequeños y vibrantes desafinados cantantes melodía urbana estridente
Es la hora misteriosa en que agonizan oficinas.
huyen las personas y una luna extraña germina entre paredes grises y callejones
Y una naturaleza oscura es la noche, que se mete así en los rincones.
Se escurre en el asfalto.
Mancha todo.
Calma todo.
Falsa calma.
Falso todo.
Cristales negros de edificios apagados, baldosas rotas de calles abandonadas.
Perros solitarios en paradas canceladas, frío estacionado sobre veredas gastadas, rumores de fiesta en una alcantarilla, eco de una vida que está siendo en otro lado.
Cansado el hombre se acuesta y descansa, remansa la idea de que a otros corresponde.
La noche es viva para alguien que no es uno.
Otros quiénes, otros cuándos, otros dónde.
la vida útil de otros hombres parecidos que humanizan a una noche animalada
Fiesta dolorosa de gente que se ha ido, que en otras camas vive.
que en otras camas duerme, que en otras camas baila.
que en otras camas vive, que en otras camas duerme.