...
Abeja blanca zumbas,
ebria de miel, en mi alma.
Y te tuerces en lentas espirales
de humo.
Soy el desesperado, la palabra sin ecos,
el que lo perdió todo,
y el que todo lo tuvo.
Última amarra, cruje en ti
mi ansiedad última.
En mi tierra desierta
eres la última rosa.
¡Ah silenciosa!
Cierra tus ojos profundos.
Allí aletea la noche.
¡Ah! desnuda tu cuerpo
de estatua temerosa.
Tienes ojos profundos
donde la noche alea.
Frescos brazos de flor y regazo de rosa.
Se parecen tus senos
a los caracoles blancos.
Ha venido a dormirse en tu vientre
una mariposa de sombra.
¡Ah silenciosa!
He aquí la soledad
de donde estás ausente.
Llueve. El viento del mar
caza errantes gaviotas.
El agua anda descalza
por las calles mojadas.
De aquel árbol se quejan,
como enfermos, las hojas.
Abeja blanca, ausente,
aún zumbas en mi alma.
Revives en el tiempo,
delgada y silenciosa.
¡Ah...
silenciosa!
...Para los amantes de la poesía...