Un popurrí de ranchera bien perrónico.
Hay que pichar porque el mundo se va a acabar si no le suena.
Gracias.
soy un pobre caminante sin rumbo y sin dirección no sé ni de dónde vengo
ni tampoco a donde vos.
Un vagosolito en el mundo, ¡ay qué desgraciado soy!
No sé ni de dónde vengo Ni supe cómo me crié
Dicen que era muy pequeño.
Cuando huérfano quedé
Jamás conocí a mi madre, mi padre no sé quién fue.
¡Ay, qué chula!
¡Eso me jode!
Mi padre que fue un bandido Que en la cárcel se murió
Mi madre una bella joven, que muriera al nacer yo.
Cuando te olviden el mundo, desgraciados como yo, yo se va este caminante sin rumbo y sin dirección.
No sé ni de dónde vengo, ni tampoco a dónde voy.
Vago solito en el mundo, ¡ay qué desgraciado soy!
Anda diciendo que me vas a abandonar.
Que de Navidad te dispones a gozar, que ya te hallaste es otro amor más principal.
Si a mí me importa una pura y dos con sal.
Cuando te vayas, pues no me digas adiós.
Como si nada hubiera habido entre los dos, que tenga suerte con tus culanos de tal.
Si no me importa una pura y dos con sal, pues de una vez, ¿por qué no agarras tu camino?
No tengas miedo y aprovecha tu destino de los días.
Esto se merece un trago, compadre.
Pégale, machina el platillo, compadre.
¿Quieres?
O se lo tiramos al perro.
Y ya no hagas polvo que me vas a abandonar.
Si a mí me importa una, puedo descansar.
Una canción para todos los paisanos que andan chambeando y que vuelven a su tierra con mucho orgullo.
¡La ausencia plebe dice!
¡Ay, no más oídos!
¡Juro sinaloense!
¡Al millón viejo!
Yo ya vine de donde andaba
Se me concedió volver.
A mí se me afiguraba
Que no te volvería a ver
Parece esa más bonita cortada al amanecer.
Sí, por eso vengo de lejos.
Me llegan a lo del día
se me hace que a tu esperanza
Le pasó lo que era mía
Por andar en las vagones y a ver de un amor que tenía.
Por andar en la vacancia perdí un amor que tenía.
Ay, qué chulada, compadre.
Chulada, viejo.