Las tardecitas de Buenos Aires tienen ese... qué sé yo.
¿Qué sé yo?
Conóceme, me dicen civilino, el que fuma el humo mientras todo pasa.
Escucha los fraseos de este pibe.
Disfruta del asado, este es mi grasa.
Cansado de rodear mis soledades, yo puse mi rapeo en tu Walkman.
La vida no es suerte y casualidades.
No olvides que el perdón es lo divino.
Si rondan por algunos escenarios, no piensen que por eso son artistas.
Están enfrente del señor Bizarro, escuela de los grandes liricistas.
Las tardecitas de Buenos Aires tienen ese... ¿Viste?
¡Bit!
Vic.
Vic.
Vic.
Vic.
Hablando del peligro de estar vivos, te hablo de la muerte enamorada.
que pasa por tu casa con sigilo en barcos que se estrellan en la nada.
Yo sigo al lado de este pergamino fumando el humo mientras todo pasa.
haciendo las canciones que me gustan, soñando con mi hembra que me abraza.
Gracias, Joven.
Yo... Yo...
Ahora sí es la parte más pesada, la parte donde más el boli afinco.
Si ves que estoy pensando en otra cosa, son tiempos de mezquinos y egoísmo.
Yo era un chamo solo y muy callado, de Fania Vico, dimensión latina.
Los libros, las canciones, mis hermanos, cotiza donde se formó mi rima.
No pienses que esta letra fue copiada.
Porque muchos pensamos, como Fito, el génesis del cuento fue Piazzolla.
Y ahora aquí soy yo quien lo recito.
Espero que tú entiendas este idioma.
Que habla este rapero enreverado.
Yo soy un mensajero clandestino.
haciendo lo que Dios me ha encomendado.
Ahora tengo lo que tú quisiste.
Enseño todo lo que no aprendiste, trataste siempre pero no pudiste.
La verdad me engaña, pero en viste.
Las tardecitas de Buenos Aires tienen ese...
Gracias, yo.
