en el rancho el cajoncito terminaron los heridas y a Javier Torres señores le amargaron ese día le pegaron donde duele dejaron la piel herida
Javier Torres Anderito, y le anda hirviendo la sangre.
Dice que a esos asesinos jamás podrá perdonarle, porque lo del cajóncito le trae recuerdos muy grandes.
Si me tenían programado, ahí nos veremos después.
Ya se les volvió el chirrión, ahora van a derreter.
Yo no pienso irme primero, ni tampoco irme después.
Vengan a buscar a un hombre, ya no le hagan al cobarde
A mí me gusta el peligro, si es que quieren agarrarme.
A mí me persiguen a un cura y me santiguan los brailes.
El año de Michoacán, muy bien, señor viejo.
De Culiacán a los Cianos está cortito el camino.
Ya saben dónde encontrarme, le aviso a mi servidor.
Ya no más de inocentes, vengan acá para ir conmigo.
Quieren llevarme a la iglesia, el gobierno y enemigos.
El chamorro del infierno se ofrece a ser mi marido.
No más llega a bautizarme, van a batallar conmigo.
Los valientes de palabra son ligeros del de soñar.
Mil veces muere el cobarde y el cliente no más una.
Y a Javier lo demostró desde que estaba en la cura.
Ahí nomás.
Chulado.