viene la muerte luciendo mil llamativos colores.
Vendome un beso, pelona, que ando huérfano de amores.
El mundo es una arenita y el sol es otra chispita.
Y a mí me encuentran tomando con la muerte en las cantinas.
No le temo a la muerte, más le temo a la vida.
Cómo cuesta morirse cuando el alma anda herida.
Se va la muerte cantando por entre las nopaleras.
¿En qué quedamos, pelona?
¿Me llevas o no me llevas?
Ya estate quieta, pelona, ya no asustes a la gente.
Porque a mí las calaveras nomás me ceñan los dientes.
No le temo a la muerte, más le temo a la vida.
Cómo cuesta morirse cuando el alma está herida.