ceñida la frente radiante corona la reina morena
De la selva viene con regio a David y Epe y Prandí.
En sus labios derrae el canto soberbio que en noche serena.
Huchen de las sierras, moros gigantescos, indos guaraní
Sobre una mullida ramilla verdosa la reina se sienta.
Y una dulce cuita conjuga en el verbo de su curaje.
La lira exquisita, dormida en su alma, despierta se agita, y esa eufonía de un raro instrumento, creación de teoría.
Su música clara es canto y es llanto que en las alborarras
Brotaron suaves notas sedantes de su tacuatí.
Copia de natura, rumores de selva, murmullos de aguas.
En graves arpegios evoca nostalgias de indos guaraní.
Traduce sus rostros, profunda tristeza, signo de su raza.
en su musa vibra el son de su alma
padece torturas porque le dijeron que está esclavizada
la tierra del indio y preso el cacique Pete y Coel.
Descindía en su sangre la reina morena del cuerpo flexible.
Cubierto de plumas, de garzas huay, huarajimindí Su herencia de arte produce arrancando canto inconjuntible
del raro instrumento de notas sedantes que él llama el minví.