Y en la nube pasan cosas que el vapor no entiende.

Y en tu casa hay tormentas que a mi razón le ofenden.

Nos vamos de la mano, camino de la eternidad.

Tú cantas o más bien recitas los quehaceres de los amantes.

Desde aquí hasta el tibidabo me has hablado

Sin parar de lo mucho que has llorado y que ya no quieres más.

Y en la ermita no hay dorador.

ni flores que contar.

Solo tú iluminada.

Solo tú y mi almohada.

y las cortinas forzadas

Y entre tanto ministerio has delegado representación.

Me has leído algún folleto, me has recomendado a la gente mayor.

y en avión vas en cabina rumbo al norte sin rendición las heridas me crominan siete puntos

Desde aquí hasta el Trinidad vos me has hablado sin parar.

De lo mucho que has llorado y que ya no quieres más

Y en la ermita no hay dorador.

ni flores que cortar.

Por las vidrieras del altar

Solo tú y mi almohada.

Y las cortinas por favor.

Solo tú y mi almohada

Y las cortinas por detrás