El enemigo terrible de mi alma.

¡Cual león rugiente queriéndome engañar, fíjese hermano!

Pero en los brazos benditos de mi Cristo, ninguna oferta le tengo que aceptar.

Aleluya, aleluya, mi Cristo.

Aleluya, aleluya, gloria a Dios.

Por la sangre bendita de mi Cristo, yo voy al cielo donde está mi Salvador.

Oh rey divino, rey de gloria, rey de mi alma.

Nunca me dejes de la gran tribulación.

Quiero servirte en tu obra hasta la muerte.

para que me lleves a tu gran bella mansión.

Así se canta, mijo, con mucho corazón.

Así como te he enseñado yo, mi Señor.

Aleluya, aleluya, mi Cristo.

Aleluya, aleluya, gloria a Dios.

Por la sangre bendita de mi Cristo, yo voy al cielo donde está mi Salvador.

¡Oh Rey divino, Rey de gloria, Rey de mi alma!

Nunca me dejes en la gran tribulación.

Quiero servirte en tu obra hasta la muerte para que me lleves a tu gran bella mansión.