Por el día en que llegaste a mi vida.
Alaba querida, me puse a brindar.
Y al sentirme un poquito tomado, pensando en tus labios,
me dio por cantar.
Me sentí sumerior a cualquiera y un puño de estrella te quise bajar.
Y al mirar que ninguna alcanzaba, me dio tanta rabia que quise llorar.
Yo no sé lo que valga mi vida, pero yo te la quiero entregar.
Yo no sé si tu amor la reciba.
Pero yo te la vengo a dejar.
Me encontraba en un negro camino como un peregrino sin rumbo ni fe.
Y la luz de tus ojos divinos cambiaron mis...
penas por dicha y placer.
Desde entonces yo siento quererte con todas las fuerzas que el alma me da.
Desde entonces, paloma querida, mi pecho he cambiado por un palomar.
yo no sé lo que valga mi vida.
pero yo te la quiero entregar.
Yo no sé si tu amor la reciba.
pero yo te la vengo a dejar.