Se agigantan, las quimeras,
de mis sueños, si me pierdo;
en el loco torbellino,
de las penas que viví.
Y se agrandan, como negras,
mariposas, mis recuerdos;
a lo lejos de la calma,
que llorando te pedí.
No me dejes, solitario,
que la lucha, será larga;
tengo tantas cosas tristes,
que matar al corazón.
Que mi vida, se hace lenta,
por las penas, tan amargas;
se hacen lenta y si me deja,
marchare hacia la perdición.
Hoy yo se que no me miras,
hoy yo se que no me tocas;
que me muero lentamente,
de tus besos por la sed.
Y no ignoro que otro hombre,
que por él te vuelves loca;
que te abraza, que te besa,
ay! yo lo se.
Pero no me importa nada,
porque siempre, eternamente;
cuando sientas de otros labios,
en los tuyo el resquemor.
A de verse en tus pupilas,
reflejarse vagamente;
el embrujo de otro tiempos,
y el encanto de éste amor.
Del más bueno, del más casto,
del más puro, del más santo;
del que te encontró candores,
y ansiedad desde niñez.
Del que solo harás memoria,
cuando sepas que la muerte;
va cambiando tu blancura,
tu blancura en palidez.
No me dejes solitario,
que la lucha será larga;
tengo tantas cosas tristes,
que matarle al corazón.
Que mi vida se hace lenta,
por las penas tan amargas;
se hace lenta y si me dejas,
marcharé a la perdición.