Si yo pudiera
llevarte a ocultas donde voy
y regalarte
toda la niebla de un día gris,
enamorarte a media voz
cuando ni el viento me pueda oír,
si yo pudiera de donde estoy...
hacerte venir.
Si yo pudiera
hallar lugar y amarte aquí,
desvistiendo
las tantas horas de quietud,
guardar lo inmenso de ese olor
a fin de enero y a por vivir,
si yo pudiera de donde estoy...
hacerte venir.
Si yo pudiera
ganar la prisa y ver el mar,
delineando
la irrealidad de tu existir,
juntar suspiro y soledad
cuando el olvido debe partir.
Si yo pudiera de donde estoy,
ay amor, hacerte venir
para encender la ciudad y el sol
con ademanes de tempestad,
si yo pudiera de donde estoy
ganar la prisa y volver al mar.
Si yo pudiera
ahogar la brisa, la humedad,
y proponerme
salvar el beso que elegí,
alimentar la claridad
de una esperanza, aun por teñir,
si yo pudiera de donde estoy...
hacerte venir.
Si yo pudiera
ahogar la sed, la edad, la voz,
reconquistarte
con lo que queda por decir,
unir de un golpe mi ansiedad
y la curva suave de tu sentir.
Si yo pudiera de donde estoy,
ay amor, hacerte venir
no hubiera ardores que violentar,
ni bandoleras que consentir;
si yo pudiera de donde estoy,
ay amor, hacerte venir,
armar de fuego la dignidad,
perder el sitio para fingir.
Si yo pudiera de donde estoy,
ay amor, hacerte venir,
tener tu boca y tu corazón
cuando el deseo me quiera hervir;
si yo pudiera de donde estoy,
ay amor, hacerte venir
si yo pudiera de donde estoy,
ay amor...
hacerte
venir!