El respaldo musical de la orquesta Mensajeros de Pachangara.

¡Es la puñocina de oro, Máxima Zeferino!

Baja, baja, baja el agüero, porque cantas tan temprano.

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¡Que el punto deje de salvarlo!

¡Oh, necesito a Revencito!

¡Guardiancito de mi puñonista!

¿Por qué piensas traicionarme?

¿Por qué piensas engañarme?

con el sentimiento de toda la vida.

Máxima Seferino, la cuñocina de oro.

Y con esa alegría que trasciende y cautiva.

¡Siempre adelante!

¡Eso!

Baja, baja, baja el alero, ¿por qué cantas tan temprano?

Lanzamiento que estoy durmiendo, hoy su brazo de mi puño listo, hoy su brazo de mi puño listo.

En el punta de Calvario, hoy necesito valer el sillón.

Guardiocito de mi pulido, ¿por qué piensas traicionarme?

¿Por qué piensas engañarme?

¡Gracias!

¡Ay, mi maracuyá, mi maracuyá!

¡Ahora sí a bailar!

Así, así.

Martín Vigo y esposa Gaudencia Ruiz.

Y usted también, Colás Vigo.

Señora Rosalinda Velázquez.

Vamos a brindar por los éxitos.

¡Asunción Vigo!

¡Ahora, mejor que nunca!

Así, así.

Esa muertecita, muertecita.

¡Otra vez!

¡Qué bien se goza!

¡Con la puñocina de oro!

¡Máxima Seferino!

¡Araguanuco y todo el Perú!

Siéntelo, siéntelo, gózalo, gózalo.

Así se baila.

Así, así.