Se van perdiendo
en el tiempo mis años,
se van quedando muy lejos;
ya no me lleva mi padre de la mano
solamente sus consejos.
Viven en mí los recuerdos de niño
cuando una estrella deseaba,
¡cómo recuerdo a mi padre
que con eso sonreía
mientras mi madre miraba!
Años que vienen despacio, primero
con qué lentitud avanzan;
cómo quería ser grande, recuerdo,
para no quedarme en casa.
Y acompañar a mi padre muy lejos
tal vez hasta el fin del mundo
¡porque mi padre era fuerte!
¡era muy inteligente!
¡era mejor que ninguno!
Hoy ya no quiero que pasen los años
porque mi padre ya está viejo,
se le han cubierto de arrugas sus manos
y de nieve sus cabellos.
¡Oh Señor, detén el tiempo te pido!
porque tú puedes hacerlo
porque yo en verdad no entiendo
Dios mío por qué se nos va lo bueno.
Cuando se cansen un día tus pasos
yo quiero ser quien los cuide,
mientras tanto dame el brazo
y vamos a ver...
a ver qué vas a decirme.